Pintura: Lucelle Rad
JUEGOS
Sin juegos no hay inocencia. Nosotros éramos el juego
de las puras olas.
Nuestros cuerpecillos desnudos se vestían de espuma;
y a cada exhalación de mar
teníamos un traje nuevo.
A veces teníamos pececillos de espuma entre los dedos;
Y a veces una ola bebé
nos dejaba un tirabuzón en la sonrisa.
Y el sol también jugaba...
¡Ay el sol!
Nos quemaba con sus corales de fuego,
columpiando sus rayos en nuestra tersa y sumisa
piel de albaricoques..
¡Y el viento! ¿Qué me dices de él,
tu corcel vagabundo?
A veces huías tras sus pasos...
y yo corriendo por la orilla,
tras de ti,
tras las huellas invisibles de tus ansias...
Sin juego no hay inocencia.
Sin inocencia no hay amor.
*
Maite Sánchez Romero (Volarela)
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